Finley, un niño británico de un año, permanece anestesiado e inconsciente en un quirófano. Le han quitado el cráneo, el cerebro está a la vista. Pero su pulso es normal.
Al otro lado de la sala de operaciones, el cirujano plástico y reconstructivo David Johnson corta con una sierra y rompe las piezas del cráneo para volver a reconstruirlo y poder colocarle al pequeño un cráneo totalmente rearmado..
Johnson terminará en 30 minutos y podrá emplazar la nueva estructura sobre el cerebro de Finley. Posteriormente, coserá una larga incisión que va de oreja a oreja sobre su cuero cabelludo.
Un piso más arriba, en el Hospital John Radcliffe de Oxford, Inglaterra, los padres del niño esperan ansiosos noticias de que la cirugía ya acabó y su pequeño está a salvo.
Ha sido una larga espera de 12 meses para Diane y Lee Amey.
Cuando Finley nació, el padre inmediatamente se dio cuenta de que...(Leer más)